Abarrotes y algo mas

En el pueblo de Carrillo, era igual que cualquier pueblo de este país, tranquilo, toda la gente se conocía, los chismes se propagaban peor que una enfermedad, gente inocente pero no ingenua, en el centro del pueblo un parque, en el centro del parque un quiosco, en el centro del quiosco una tienda de helados. Lucía se levantaba a las 8 de la mañana, desayunaba el pan que ayer habia comprado en la panaderia Conchita que esta a dos cuadras de su casa, no muy bueno pero era lo que habia, entre un polvoron rosado y un vaso de leche San Marcos piensa en su dia, otro rutinario como siempre, pocos visitantes, mucho gringo, muchos chamacos, muchos drogos, muchos hombres y nadie que la pele. Sale Lucía, medio molesta, persona de aspiraciones no logradas aún atoradas en un negocio de helados, en un pueblo quieto, una panaderia de baja calidad, una sociedad tranquila y conformista. Diez de la mañana, el parque anda solo salvo la gente de la limpieza de la presidencia municipal y Lucía que en perfe

Hace mas de dos años saliendo desde la Ciudad de México, pasando por Cuautitlan de pasadita, pisando los campos verdes de San Juan del Río siendo arrasados por la zona industrial de la zona, el viento húmedo empujando a cuarenta kilometros para atravesar la parte de Guanajuato y San Luis Potosi, disfrutando de los frutos de la naturaleza, las fresas medio deshidratadas, el calor de la tarde, el agua embotellada diaria, la cuota para un joven de veintisiete años sesenta y siete kilómetros por día, aunque no siempre lo cumplia por observar a su alrededor el milagro de la naturaleza, el viento, el calor, el frio, el agua, las plantas, el cielo, las estrellas, el manto nocturno, el olor a tierra mojada, la fruta de temporada que siempre han estado ahi para contemplarse y sin embargo nadie ha querido jamas ver. Dentro de la carretera pasa por la Capital de San Luis, dos o tres tocadas en el parque central le dan la oportunidad de comprar mas agua y alimento variado entre pan de caja, jamon