La Luna Escarlata
La siguiente historia esta inspirada al pensamiento abstracto de los símbolos que interpretan las personas, algunos símbolos pueden entenderse no siempre de la misma forma generando esa ambigüedad en nuestro pensamiento.
La Luna Escarlata.
"Siempre cuando veo la luz plateada de la luna llena llega a mis pensamientos otras formas para olvidar de que alguna vez fuimos dueños de esa luz cuando nos fusionábamos a orillas del mar"
Llegaba con un vestido negro en medio de un viento violento. No habla nada de que preocuparse, simplemente solo disfrutaba los momentos de libertad desde el día de ayer. Sepultando su pasado gracias a una neumonía la dama de negro entraba a la mansión heredada por sus servicios sexuales. la dimensión de grandeza la hizo sentir mas fuerte entre los pilares y portones que traspasaba con una soberbia disfrutando su palacio, un palacio que no compartía con nadie mas. Las lágrimas desaparecieron para dibujar una sonrisa en su rostro suave y blanco su corazón empezó a transformarse a un ser envilecido por la avaricia, por el poder, por la fama, por una falsedad de la sociedad materialista. De algo tiene la belleza, tiene la gran capacidad de mover cualquier cosa pero ¿A que costo?.
La dama de negro empezó a recordar el arduo trabajo que le costo posicionarse, el plan para conquistar al hombre perfecto, el tonto que creyera en ella, en un amor efímero, una confianza quebrantable entre platicas soeces íntimamente inconscientes. Salio el hombre indicado, un banquero con un buen futuro, desilusionado por un matrimonio de tramite para ser bien vistos en una comunidad de ricos. Al poco tiempo los caminos llegaron a cruzarse para la fortuna de algunos y desafortunados para otros. Solo paso un año para que la dama de negro lograra romper el matrimonio, solo pasaron diez años para que ella pudiera cambiar la hoja de testamento obteniendo todo el control de los bienes que había dejado el banquero a su familia, solo pasaron quince años para que por fin muriera el banquero. Solo paso un día de su muerte para celebrar su gran conquista. Por esas razones decidió por fin abrir aquel Don Perignon que había guardado su marido para una ocasión especial, pero no estaba presente.
La dama de negro subió a su cuarto con el Don Perignon, entro y fue al buró de mármol blanco, saco de ahí su vestido rojo y una maleta, guardo todo lo que se iba a llevar a sus largas vacaciones, lejos para no responder preguntas, para no recibir pésames, para no escuchar reclamos, para no sentirse juzgada. Saco del cajón del trinchador dos boletos de avión y un perfume. Se quito el vestido negro, tomo una toalla blanca y fue a tomar un baño.
Entrando y mostrando su cuerpo desnudo decidió abrir la llave para dejar salir el agua del grifo, los ventanales en el techo hacían reflejar su desnudes al cielo por lo que decidió apagar las luces, al apagarlas vio el cielo estelar, millones de centellas bañaban el lugar de luces tenues mientras la luna llena se reflejaba en el espejo acuático de la tina, el alma envilecida observo el espectáculo en el cuarto de baño, el espectáculo de luces y formas chocaban en todas direcciones recreando un universo pequeño, el sonido del agua cayendo, las ondas de agua, luz y sonido se armonizaban creando esa sensación de tranquilidad a la mente. Sumergió su cuerpo y volvió a mirar al cielo, veía esa luna llena, haciéndole recordar que había tenido pocos momentos de felicidad en toda su existencia, el dinero hace feliz a la gente, pero esa felicidad no es duradera, había tenido sexo con muchos hombres, pero solo uno alcanzo tocar su corazón, tenia familia pero había desaparecido entre la ceniza de un fuego incontrolable, nunca había probado en si la felicidad, una felicidad que condujera a alguna vez en ya no desear nada mas. Tomo su copa de champán y bebió. Volvió a llenarla, volvió a ver a la luna, sentía infelicidad, no había logrado nada, no había sido feliz, solo vivía al momento, al miedo de ser solo otro ser humano sin objetivo en la vida, era rica, tenia dinero, pero a su vez no tenia nada.
Asomándose una lágrima en los ojos volvió a servirse otra copa en esos momentos su intimidad había sido quebrantada.
-Toma-.¿Me adelante a tu triunfo?. Dijo la voz oculta entre las sombras.
-Ya veo-. La dama de negro empezó a tomar su ultimo trago. -Entonces creo que vas a cumplir lo que dijiste hace mucho tiempo-. Dijo.
-Así es Gabriela, entre mujeres jamas amenazamos sin ninguna razón, debiste irte cuando pudiste-.Respondió.
-¿Sabes que algún día vas a pagar por mi asesinato?-. Replico Gabriela.
-Al menos tu tienes algo que perder-.Contesto la otra mujer.
-Bueno pues mejor será que ya me mates, Nos veremos en el infierno.-
La mujer empezó a acercarse un poco mas a la luz, mientras la dama de negro con esa mirada fría a las situaciones sin retorno empezó a formular su ultimo pensamiento. Empezó a sumergir su cabeza mientras que el cabello blanco de una silueta asesina asomaban cada vez mas las orillas de la tina, la silueta negra empezó a apuntar, el revolver negro se transformo en una luz blanca, la dama de negro no podía escuchar bien lo que le decían, ya no le importaba las maldiciones ni los reproches solo esperaba ver como terminaba la escena. La Luz blanca empezó a alejarse, no hubo un sonido estruendoso, mientras que la ráfaga de luz atravesaba el espejo acuático dirigiéndose a un corazón ya destruido por el infortunio de las decisiones. Aguanto el dolor.
La mujer salio rápidamente mientras que la dama de negro permanecía sumergida en la tina, dentro de su vista observaba solamente las estrellas y la luna, su visión se iba desvaneciendo poco a poco, no había momentos para recordar, tal vez solo alguno pero era tan distante para la memoria yen ella se creaba el ultimo pensamiento.
"Que esta luna sea testigo de que la ultima gota de sangre derramada solo fue para acercarme una vez mas a ti, aunque tu estés en el cielo sabrás que aun así te amare en el infierno que me espera con un hambre impaciente"
Cerro los ojos, ya no había porque observar mas, dentro de un baño oscuro se alojaba el cadáver de la dama de negro, sumergida en un espejo rojizo dentro del reflejo las estrellas bicolores, al lado la luna llena, una luna escarlata testigo de una muerte de una mujer bañada en su propia desgracia en un mundo que ya carece de significado alguno.
La Luna Escarlata.
"Siempre cuando veo la luz plateada de la luna llena llega a mis pensamientos otras formas para olvidar de que alguna vez fuimos dueños de esa luz cuando nos fusionábamos a orillas del mar"
Llegaba con un vestido negro en medio de un viento violento. No habla nada de que preocuparse, simplemente solo disfrutaba los momentos de libertad desde el día de ayer. Sepultando su pasado gracias a una neumonía la dama de negro entraba a la mansión heredada por sus servicios sexuales. la dimensión de grandeza la hizo sentir mas fuerte entre los pilares y portones que traspasaba con una soberbia disfrutando su palacio, un palacio que no compartía con nadie mas. Las lágrimas desaparecieron para dibujar una sonrisa en su rostro suave y blanco su corazón empezó a transformarse a un ser envilecido por la avaricia, por el poder, por la fama, por una falsedad de la sociedad materialista. De algo tiene la belleza, tiene la gran capacidad de mover cualquier cosa pero ¿A que costo?.
La dama de negro empezó a recordar el arduo trabajo que le costo posicionarse, el plan para conquistar al hombre perfecto, el tonto que creyera en ella, en un amor efímero, una confianza quebrantable entre platicas soeces íntimamente inconscientes. Salio el hombre indicado, un banquero con un buen futuro, desilusionado por un matrimonio de tramite para ser bien vistos en una comunidad de ricos. Al poco tiempo los caminos llegaron a cruzarse para la fortuna de algunos y desafortunados para otros. Solo paso un año para que la dama de negro lograra romper el matrimonio, solo pasaron diez años para que ella pudiera cambiar la hoja de testamento obteniendo todo el control de los bienes que había dejado el banquero a su familia, solo pasaron quince años para que por fin muriera el banquero. Solo paso un día de su muerte para celebrar su gran conquista. Por esas razones decidió por fin abrir aquel Don Perignon que había guardado su marido para una ocasión especial, pero no estaba presente.
La dama de negro subió a su cuarto con el Don Perignon, entro y fue al buró de mármol blanco, saco de ahí su vestido rojo y una maleta, guardo todo lo que se iba a llevar a sus largas vacaciones, lejos para no responder preguntas, para no recibir pésames, para no escuchar reclamos, para no sentirse juzgada. Saco del cajón del trinchador dos boletos de avión y un perfume. Se quito el vestido negro, tomo una toalla blanca y fue a tomar un baño.
Entrando y mostrando su cuerpo desnudo decidió abrir la llave para dejar salir el agua del grifo, los ventanales en el techo hacían reflejar su desnudes al cielo por lo que decidió apagar las luces, al apagarlas vio el cielo estelar, millones de centellas bañaban el lugar de luces tenues mientras la luna llena se reflejaba en el espejo acuático de la tina, el alma envilecida observo el espectáculo en el cuarto de baño, el espectáculo de luces y formas chocaban en todas direcciones recreando un universo pequeño, el sonido del agua cayendo, las ondas de agua, luz y sonido se armonizaban creando esa sensación de tranquilidad a la mente. Sumergió su cuerpo y volvió a mirar al cielo, veía esa luna llena, haciéndole recordar que había tenido pocos momentos de felicidad en toda su existencia, el dinero hace feliz a la gente, pero esa felicidad no es duradera, había tenido sexo con muchos hombres, pero solo uno alcanzo tocar su corazón, tenia familia pero había desaparecido entre la ceniza de un fuego incontrolable, nunca había probado en si la felicidad, una felicidad que condujera a alguna vez en ya no desear nada mas. Tomo su copa de champán y bebió. Volvió a llenarla, volvió a ver a la luna, sentía infelicidad, no había logrado nada, no había sido feliz, solo vivía al momento, al miedo de ser solo otro ser humano sin objetivo en la vida, era rica, tenia dinero, pero a su vez no tenia nada.
Asomándose una lágrima en los ojos volvió a servirse otra copa en esos momentos su intimidad había sido quebrantada.
-Toma-.¿Me adelante a tu triunfo?. Dijo la voz oculta entre las sombras.
-Ya veo-. La dama de negro empezó a tomar su ultimo trago. -Entonces creo que vas a cumplir lo que dijiste hace mucho tiempo-. Dijo.
-Así es Gabriela, entre mujeres jamas amenazamos sin ninguna razón, debiste irte cuando pudiste-.Respondió.
-¿Sabes que algún día vas a pagar por mi asesinato?-. Replico Gabriela.
-Al menos tu tienes algo que perder-.Contesto la otra mujer.
-Bueno pues mejor será que ya me mates, Nos veremos en el infierno.-
La mujer empezó a acercarse un poco mas a la luz, mientras la dama de negro con esa mirada fría a las situaciones sin retorno empezó a formular su ultimo pensamiento. Empezó a sumergir su cabeza mientras que el cabello blanco de una silueta asesina asomaban cada vez mas las orillas de la tina, la silueta negra empezó a apuntar, el revolver negro se transformo en una luz blanca, la dama de negro no podía escuchar bien lo que le decían, ya no le importaba las maldiciones ni los reproches solo esperaba ver como terminaba la escena. La Luz blanca empezó a alejarse, no hubo un sonido estruendoso, mientras que la ráfaga de luz atravesaba el espejo acuático dirigiéndose a un corazón ya destruido por el infortunio de las decisiones. Aguanto el dolor.
La mujer salio rápidamente mientras que la dama de negro permanecía sumergida en la tina, dentro de su vista observaba solamente las estrellas y la luna, su visión se iba desvaneciendo poco a poco, no había momentos para recordar, tal vez solo alguno pero era tan distante para la memoria yen ella se creaba el ultimo pensamiento.
"Que esta luna sea testigo de que la ultima gota de sangre derramada solo fue para acercarme una vez mas a ti, aunque tu estés en el cielo sabrás que aun así te amare en el infierno que me espera con un hambre impaciente"
Cerro los ojos, ya no había porque observar mas, dentro de un baño oscuro se alojaba el cadáver de la dama de negro, sumergida en un espejo rojizo dentro del reflejo las estrellas bicolores, al lado la luna llena, una luna escarlata testigo de una muerte de una mujer bañada en su propia desgracia en un mundo que ya carece de significado alguno.
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